¿Se puede hablar mal de Café Tacvba?

Foto: IMER

La pregunta fue hecha por un reportero de la revista Marvin al grupo de Satélite en una entrevista publicada el 06 de abril de 2017 en YouTube con motivo del lanzamiento de su más reciente disco, Jei Beibe.

Joselo Rangel, guitarrista del Café Tacvba, responde: “Yo diría que sí. Que alguien pudiera decir lo que piensa, y si no le gusta…. A mí, creo que lo que más me gustaría es que un grupo saliera y dijera: “Estos pinches tacvbos, ya qué hueva. Vamos a hacer una música chingonsísima que le va a gustar a todos”. Y pues no veo que salga esa contra propuesta de lo de nosotros, ¿no?”. Joselo Rangel espera que salga alguien con un discurso que tumbe al propio Café Tacvba. En verdad le gustaría, dice.

Por otro lado, Rubén Albarrán (o Pinche Juan, o Nrü, o Cosme Fulanita, o Rita Cantalagua, o Gallo Gas, o Élfego Buendía o como pinches se llame ahora) afirma tener sentimientos encontrados cuando se topa con opiniones negativas de su grupo. Por un lado, le enoja saber que hay quienes critican su trabajo, pero también le alegra ver que hay potencial, dado que “es lo que yo decía de los grupos viejos a esa edad”. En resumen, Café Tacvba se sabe un grupo para “abuelitos” (lo cual, mes amis, los convierte en unos lindos ancianos decrépitos), una banda que ya dio lo que tenía que dar tras 30 años de carrera y que, si no fuera porque hay que comer, se retiraría de la escena para darle paso a los jóvenes.

Me sorprendió mucho oírles hablar de eso. Como varios de ustedes quizá sepan, el rock en español (y en especial el rock mexicano) jamás ha sido de mi agrado. Me parece que es una propuesta pasteurizada de lo que el rock debe representar. Sí, es cierto, hay gente talentosa en el género. Creo que Gustavo Cerati fue un compositor imaginativo que, si bien no llegó a ser un prodigio de la guitarra, solía hacer cosas interesantes con el instrumento. La primera etapa de Julieta Venegas me gustaba mucho, me hacía sentir que había una Tori Amos o hasta el germen de una Patti Smith en potencia, pero luego se edulcoró de más y se murió eso. Hace poco fui a ver a Molotov y reafirmé que es un grupo conformado por músicos capaces que representaron el desgarro de inconformidad de una generación… hasta que quisieron anunciar Pepsi y, ahora, salen con Martinoli en el Mundial. Creo que hay gente rescatable en la escena como La Barranca, San Pascualito Rey, Jaime López. Sin embargo, en términos generales, el rock mexicano nomás no la arma.

Pero, ¿qué hace que el rock tenochca no se eleve? Para mí, la clave está en lo que dice el Café Tacvba. Parece que ese dolor o esa pena que los músicos satelucos sienten es uno que, para mal, no puede ser sanado en la escena nacional. Albarrán afirma que él sentía desprecio por los grupos que llevaban años tocando. ¿Quiénes son esos músicos? ¿The Cure? ¿Def Leppard? Ambas bandas han sido reconocidas por ellos como influencias. ¿La fresísima escena del “rock mexicano” aceptado socialmente? Cualquiera entiende que Angélica María o Enrique Guzmán sean para viejitos, nadie en su sano juicio pensaría en ellos como la cúspide del rock actualmente. ¿La Revolución de Emiliano Zapata? ¿Javier Bátiz? El México del post 68 hizo prácticamente imposible que los tacvbos accedieran a esas influencias cuando empezaron a tocar. ¿A quiénes quisieron tumbar los Café Tacvba?

Yo creo que ni ellos mismos lo saben. En la entrevista dicen que sus influencias actuales se mueven entre la música electrónica y el pop, dado que ya hay “poco rock en propuestas”. Para mí, Café Tacvba jamás ha sido un grupo de rock. Me parece más un grupo pop que toma prestados elementos de diversos géneros que van desde el ska, el reggae, la música tradicional mexicana, el rap, la música alternativa y un extenso catálogo. Es simple, un grupo de la periferia de la Ciudad de México iba a reflejar a fuerza la multiculturalidad que converge en el centro del país. Un conjunto de niños bien maravillados por los chicos banda, los cholos, los indígenas, la clase obrera de los noventa en el antes llamado Distrito Federal. Con una visión más amplia del panorama y una mayor sensibilidad ante el mismo (frutos de una educación privilegiada), Café Tacvba ha sabido retratar esa pluralidad de visiones, sentimientos, creencias, idiosincrasias, dialectos, dolores, penas, angustias, alegrías, usos, costumbres, vicios y peculiaridades que se aglutinan en la Ciudad de México. Lo ha hecho, y muy bien, he de agregar. ¿Por qué, entonces, no me gustan?

Contrario a lo que algunos creen, los tacvbos me disgustan no porque no toquen rock, sino porque no pueden ser fieles a ellos mismos. Cuando no quieren ser Los Xochimilcas, quieren ser Radiohead. Cuando no experimentan con sonidos extravagantes a la Revés, quieren hacer pop básico del Cuatro Caminos. Padecen lo que yo llamo “el mal del antropólogo” (que aplica para sociólogos, gestores culturales, psicólogos y un gran etcétera). En esa hambre de querer experimentarlo todo, sólo entienden una ínfima parte de lo que ven y sienten. Al querer vivir la vida de su objeto de estudio, sólo terminan caricaturizando al mismo. Una “Chilanga Banda” de Jaime López, interesante homenaje al modo de hablar de los capitalinos, se vuelve una parodia de un chilango “neta” en voz de un pandroso por imitación. Y ahí empieza la falla. ¿Qué hace grande a un Metallica? Su necedad de hacer metal aunque ya no está de moda desde hace años. ¿Qué hace grande a un Weezer? Que verlos en vivo es como regresar a los noventa, con su eterna actitud grungera en el escenario. Café Tacvba ya no canta “Ingrata” para no ofender a la nueva oleada millennial, esa que se ofende por todo.

Parece que el Café Tacvba se ha dado cuenta, tras 30 años de carrera, de que no son lo que alguna vez creyeron ser. Jamás han sido los Beatles Latinoamericanos, jamás han sido el Radiohead Mexicano. Y se sienten incómodos con esos títulos. Ellos son Café Tacvba, con sus cosas buenas y malas. Ha hecho mucho, ha trabajado mucho, nadie duda de ello. Tienen cosas buenas, son capaces de hacer canciones interesantes, Revés es un disco muy interesante y pocos pueden hablar de bizarros intentos artísticos de ese nivel. Pero que un grupo que es famoso por un cover de Leo Dan (y que cantó junto al mismo en un homenaje) hable de tirar a los grupos para abuelitos… no termina de cuajar. ¿Se puede hablar mal del rock mexicano? Si uno ve los comentarios del video que menciono, notará que la gran mayoría son positivos. Todos los elevan al estatus de leyenda, de entes místicos tocados por los dioses. Nadie ve la petición: mátennos, hagan música superior, destrúyannos. Lo mismo le pasó a Café Tacvba, y no creo que alguien vaya a dar ese paso mortal, al menos en mucho tiempo.

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